EL EJÉRCITO CELESTIAL

 

CAPÍTULO SEIS

EL EJÉRCITO CELESTIAL


  • Los ángeles son seres creados, son semidioses. No tienen atributos divinos como puedan ser la omnisciencia y la omnipresencia. No han existido desde siempre. Son criaturas. Nehemías 9:6
  • Los ángeles (como todas las demás criaturas inteligentes) fueron reados para que rindieran alabanza a Dios, y no para recibirla ellos mismos. 
  • ¿Cuántos ángeles fueron creados? Las Escrituras no nos dan ninguna cifra concreta. Aun así, en el nacimiento de Cristo estuvieron presentes "una multitud de las huestes celestiales" (Lc. 2:13).
  • Los ángeles no sólo tienen todos los atributos propios de seres con personalidad, sino que también son criaturas majestuosas, de una grandeza y una autoridad un poco más altas que las de los hombres. Cuando Cristo se hizo hombre, las Escrituras dicen que se hizo "un poco menor que los ángeles" (Hebreos 2:7). así que los ángeles tienen un rango ligeramente superior al nuestro, al menos de momento. Pero llegará el día en que la humanidad redimida juzgará a los ángeles, lo que posiblemente implique que vayamos a reinar sobre ellos en el cielo.
  • Espero que tu corazón esté tan conmovido como el mío ante la inmaculada gracia de Dios, que quiso manifestar su bondad a unas criaturas que no lo merecían,a ti y a mí (que hemos pecado una y otra vez en contra suya), y quiso llevarnos a su propia morada para que vivamos allí para siempre.




COMO VAMOS A SER EN EL CIELO

 

 CAPÍTULO CINCO

CÓMO VAMOS A SER EN EL CIELO

  • Perfección. La mayoría de nosotros etendemos esa palabra pero tenemos grandes dificultades a la hora de concebir algo verdaderamente perfecto, ya que todo lo que conocemos en la tierra tiene faltas y es imperfecto.
  • Las imperfecciones que realmente nos afectan no son tan superficiales; el verdadero problema es la pecaminosidad que sale directamente del corazón. (Mateo 7:21-23).
  • El cielo es el lugar perfecto para la gente que ha sido hecha perfecta, y la perfección es la meta de la obra santificadora de Dios en nosotros. No nos está haciendo simplemente mejores de lo que somos, sino que está moldéandonos de acuerdo con la imagen de su Hijo.
  • Dios no nos justifica y nos revirte de una justicia posicional para después dejarnos ligados a esa mortaja que para nosotros repredenta la carne, sino que a través de su amor y su gracia nos va transformando -corazón, alma. manete y carne- para hacernos conforme a la majestusos posición a la que nos ha elevado.
  • El cuerpo de resurrección será, no quepa duda, de un tipo de carne diferente al actual, al que tenemos en la tierra. será literalmente hablando , un cuerpo humano, aunque lleno de gloria y perfección: tan diferente del que tenemos ahora como diferentes son la carne humana y la carne de los pájaros.
  • ¿Nos reconoceremos el uno al otro?. Y la respuesta es que sí. En el cielo seremos quienes somos ahora, y por el resto de la eternidad, sólo que sin fallos ni debilidades. Todos los textos bíblicos parecen confirmar esta idea.
  • Su plan para nosotros es que tengamos una comunión perfecta con Él, ¡una unidad muy parecida a la existente entre el Padre y el Hijo!




















LA NUEVA JERUSALÉN

 

CAPÍTULO CUATRO

LA NUEVA JERUSALÉN


  • En la consumación de los tiempos Dios renovará los cielos y la tierra. Fundirá su cielo con un nuevo universo para crear la morada perfecta que habrá de ser para siempre nuestro hogar. Dicho de otro modo, el cielo, el reino en el que Dios mora, se expandirá hasta abarcar la totalidad del universo creado, y todo ello se convertirá en un dominio perfecto y glorioso apto para albergar la gloria del cielo.
  • Pedro dice que nadie deberái malinterpretar la espera en la venida de Dios como síntoma de apatía, infidelidad o dejadez, En primer lugar, porque el tiempo no significa nada para Dios. No hay diferencia para Él entre mil años y un día. Lo que era inminente para Jesús hace dos mil años sigue siendo hoy.
  • Los que realmente conocemos al Señor sabemos que podemos confiar en Él incluso en las preguntas sin respuesta. Todas sus palabras son fieles y verdaderas, así que cuando Dios promete que va a hacer todas las cosas nuevas podemos aferrarnos a esa promesa a pesar de nuestra impotencia a la hora de saber cómo se van a resolver las dificultades.
  • La existencia de puertas implica que la gente será libre de entrar y salir de la ciudad; es decir, que la ciudad nonos retendrá Será nuestra casa, pero no estaremos recluidos allí. Tendremos el universo entero para viajar y, al hacerlo, atravesaremos las puertas en una y otra dirección.
  • Para el creyente, la vida eterna es una posesión de lo que disponemos en el presente, y no sólo una esperanza venidera. Debemos vivir como si nuestros corazones estuviesen ya en el cielo. Podemos disfrutar de la comunión con Dios ahora; si no cara a cara, sí a través de la oración y el estudio de la Palabra.





ASÍ SERÁ EL CIELO

 

CAPÍTULO TRES

ASÍ SERÁ EL CIELO


  • Allí nos regocijaremos en la gloria de Dios y nos daremos cuenta, por fin, de que nuestro propósito no es otro que el glorificar a Dios y disfrutar de Él para siempre. El salmista escribió: En su presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre" (Salmos 16:11)
  • La vida allí carecerá de dolor, preocupaciones, llantos, temores y sufrimiento: "Enjugará toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor,; porque las primeras coasas pasaron. Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí yo hago nuevas todas las cosas" (Apocalipsis 21:4-5).
  • La mejor de nuestras experiencias espirituales aquí en la tierra no es más que una muestra del cielo. La máxima altura espiritual a la que podamos llegar, el más profundo de nuestros regocijos y la más grnde de las bendiciones espirituales serán algo normal en el cielo.
  • Los creyentes del Antiguo Testamento, algunas personas apuntan que en tiempos veterotestamentarios el hades (el reino de la muerte) estaba dividido en dos seccionesa: una para los impíos y otra para los justos. Sugieren que los santos de aquella época iban a parar al morir al "seno de Abraham"(Lc. 16:22-23), una especie de depósito de almacenamiento de los justos.
  • Las almas de los fallecidos reposan al morir, pero se trata de un reposo sin sufrimientos y contiendas, no de un reposo inconsciente.
  • Todo lo mecionado en las Escrituras acerca de la muerte de los creyentes indica que son conducidos inmediatamente a la presencia del Señor.
  • La palabra "paraíso" es la misma que empleó el apóstol Pablo al referirise a su subida al tercer cielo, en 2 Corintios 12:4. El término "paraíso" es un sinónimo de "cielo"; no puede ser una referencia al purgatorio. Y la promesa hecha al ladrón de que "hoy estarás conmigo en el paríso" deja fuera de lugar tanto el purgatorio como la hipótesis del sueño de las almas.
  • No deja de llamar la atención que sólo en el libro del Apocalipsis se haga mención al trono de Dios en treinta y nueve ocasiones. Toda la actividad del cielo se centra en él, y todos los accesorios del cielo reflejan la gloria que de él emana.


NI LA MÁS REMOTA IDEA SOBRE EL CIELO

 

CAPÍTULO DOS

NI LA MÁS REMOTA IDEA SOBRE EL CIELO


  • La iglesia, si no tiene realmente la mira puesta en el cielo, tiende a ser autoindulgente, egocentrista, débil y materialista. Las comodidades de nuestros días consumen la mayor parte de nuestros pensamientos, y si no tenemos cuidado acabamos inevitablemente inventando  fantasías sobre el cielo o dejando de pensar en él.
  • La certeza de ir al cielo tendría que llenarnos de un gozo y de una expectación tales que deberáin elevar nuestros corazones por encima de este mundo efímero.
  • Todos tenemos nuestra visión del mundo (aunque no seamos conscientes de ello). La visión del mundo de un cristiano, debería estar enfocada, por definición, hacia el cielo.
  • No importa lo que suframos en esta vida; nunca podrá compararse a la gloria de la vida venidera. De modo que no buscamos evadirnos de esta vida soñando con el cielo, pero sí que llegamos a la conclusión de que podemos soportar esta vida gracias a la certeza del cielo. El cielo es eterno; la tierra efímera.
  • No hay lugar en el que estemos más "en el hogar" que cuando vivamos con el Señor al final de nuestra vida.
  • También deberíamos ocuparnos más de la gloria de la eternidad que de las dificultades del presente.
  • Ello implica que debemos purgar toda mundanalidad de nuestros corazones. Implica aprender a dejar de lado las preocupaciones de esta vida. Implica mirar hacia adelante y vivir a la espera de una esperanza innegable y verdadera. Implica apartar la vista de lo mundano y lo fininto y ponerla de una manera permanente en aquél que es la gloria del cielo.
  • "Mas nosotros tenemos la mente de Cristo."(1 Corintios 2:16). Podemos dirigir nuestros corazones hacia la gloria eterna del cielo y no hacia las cosas de este mundo, ya que, inevitablemente, estás acabarán convirtiéndose en nada (1Juan2: 16). Somos miembros de una nueva familia, nos hemos transformado en hijos de Dios (Juan 1:12).
  • Tenemos una nueva ciudadanía (Filipenses 3:10), unos nuevos intereses (Colosenses 3:1), y un nuevo lugar en el que depositar nuestrnos tesoros (Mateo 6:19-20).


LA MODA ACTUAL POR EL CIELO

 

 CAPÍTULO UNO

LA MODA ACTUAL POR EL CIELO


  • Satanás no es ni eterno ni igual a Dios. Es un ser creado. No existe ningún principio eterno e inmutable fuera de Dios. El mal no supone una amenaza duradera que se enfrenta a la bondad divina.
  • Y el mal no es una fuerza eterna equiparable a Dios. Dios y Satanás no contienden en iguales condiciones.
  • Los cristianos creen en un sólo y único y eterno principio que es Dios, tan sólo Él gobierna sobre Satanás y el mal. En otras palabras, para el pensamiento cristianismo puro todo lo real y todo lo que existe tiene un único principio, y ese principio es Dios mismo."Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten;" (Col. 1:17).
  • Las Escrituras muestran con toda claridad que la voluntad de Dios es soberano, y no la de los pecadores. "Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia." (Romanos 9:16).
  • Es cierto que antes de la fundación del mundo se tomó una decisión, pero fue Dios, y no nosotros, quien decidió que fuésemos santos y sin mancha delante de Él (Efesios 1:4).
  • Dado que las Escrituras son la Palabra de Dios, debemos rechazar cualquier relato o viviencia que contradiga sus enseñanzas.
  • La Biblia es la única fuente de información sobre el cielo en la que podamos confiar.
  • No vale la pena analizar e indagar en las experiencias cercanas a la muerte de otras personas, como si pudiesen aportarnos algo de verdad sobre la vida en el más allá que no vengan en las Escrituras.
  • La Biblia nos da información suficiente y precisa sobre el cielo, los ángeles y la vida después de la muerte. Dios ya nos da  lo necesario para prepararnos para toda buena obra (2Tim.3:17).


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