ASÍ SERÁ EL CIELO

 

CAPÍTULO TRES

ASÍ SERÁ EL CIELO


  • Allí nos regocijaremos en la gloria de Dios y nos daremos cuenta, por fin, de que nuestro propósito no es otro que el glorificar a Dios y disfrutar de Él para siempre. El salmista escribió: En su presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre" (Salmos 16:11)
  • La vida allí carecerá de dolor, preocupaciones, llantos, temores y sufrimiento: "Enjugará toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor,; porque las primeras coasas pasaron. Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí yo hago nuevas todas las cosas" (Apocalipsis 21:4-5).
  • La mejor de nuestras experiencias espirituales aquí en la tierra no es más que una muestra del cielo. La máxima altura espiritual a la que podamos llegar, el más profundo de nuestros regocijos y la más grnde de las bendiciones espirituales serán algo normal en el cielo.
  • Los creyentes del Antiguo Testamento, algunas personas apuntan que en tiempos veterotestamentarios el hades (el reino de la muerte) estaba dividido en dos seccionesa: una para los impíos y otra para los justos. Sugieren que los santos de aquella época iban a parar al morir al "seno de Abraham"(Lc. 16:22-23), una especie de depósito de almacenamiento de los justos.
  • Las almas de los fallecidos reposan al morir, pero se trata de un reposo sin sufrimientos y contiendas, no de un reposo inconsciente.
  • Todo lo mecionado en las Escrituras acerca de la muerte de los creyentes indica que son conducidos inmediatamente a la presencia del Señor.
  • La palabra "paraíso" es la misma que empleó el apóstol Pablo al referirise a su subida al tercer cielo, en 2 Corintios 12:4. El término "paraíso" es un sinónimo de "cielo"; no puede ser una referencia al purgatorio. Y la promesa hecha al ladrón de que "hoy estarás conmigo en el paríso" deja fuera de lugar tanto el purgatorio como la hipótesis del sueño de las almas.
  • No deja de llamar la atención que sólo en el libro del Apocalipsis se haga mención al trono de Dios en treinta y nueve ocasiones. Toda la actividad del cielo se centra en él, y todos los accesorios del cielo reflejan la gloria que de él emana.


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