PRIMERA PARTE: "Pablo encadenado: Liderazgo en acción."

1° PARTE “PABLO ENCADENADO: LIDERAZGO EN ACCIÓN”

CAPÍTULO 1 “Gánese la confianza”
El mundo y la iglesia enfrentan una crisis de liderazgo. Los tiempos hostiles y las circunstancias adversas no son un impedimento para el verdadero líder. De hecho, la gran adversidad puede convertirse en una gran ventaja mediante el poder de un líder influyente.

Hechos 21 y 27. Pablo muestra: Primer principio de liderazgo: #1 El líder es confiable
Cuando las personas estén convencidas de que usted va a hacer todo lo posible para darles bienestar y no dañarlos, confiarán en usted. Un verdadero líder es alguien que les demuestra a los demás que lo que ocupa su corazón es dar lo mejor para ellos.

CAPÍTULO 2 “Tome la iniciativa”
Hechos 27. El naufragio. Este es el segundo principio del verdadero liderazgo: #2 El líder toma la iniciativa
Pablo no tenía ningún rango. Ningún derecho particular. Ningún título. No tenía ninguna autoridad. Pero se dio cuenta de que había un problema y por eso tomó la iniciativa y trató de traer claridad a la situación. Eso es liderazgo. El líder afirma: “Este es el problema y esta la solución”.
En Nehemías 1,2,3,4,5 y 6. Nehemías no era nadie especial en lo que concernía al pueblo de Jerusalén. Era un siervo del palacio del rey de Persia. Él nunca había visitado su madre patria. Fue su hermano quien le dijo acerca de la condición arruinada de Jerusalén. Eso inició algo en Nehemías que desató su capacidad de liderazgo. El decidió allí mismo que iba a tomar la iniciativa y a reconstruir esos muros.
Primero, identificó el problema: El problema no era que Dios no era fiel; sino que su pueblo era infiel.
Luego dio una solución: Tenía una estrategia en funcionamiento. Se mantuvo comprometido con el proyecto e involucrado íntimamente en cada fase de él hasta terminarlo.
Delegó su responsabilidad: Asignó a personas confiables para que supervisarán secciones del trabajo, dividiendo sus responsabilidades de acuerdo con sus habilidades.
Supo cómo motivar a las personas: Él no lo hizo utilizando manipulación, espectáculos o emoción. Lo que hizo fue compartir su visión de una forma en que las personas lo pudieron entender. Era sincero y creíble. Su entusiasmo era infeccioso.
Trabajó junto con las personas: Nehemías no era un líder pasivo. Los buenos líderes nunca lo son. No les piden a otros que hagan lo que ellos no están dispuestos a hacer por sí mismos. Nehemías no se cansaba. Era devoto a su trabajo. Era práctico, sabio y determinado. Era un hombre de acción, pero también muy analista.
El tercer principio del liderazgo: #3 El líder utiliza el buen juicio.
Ellos no arriesgan a su gente ante peligros innecesarios. Los buenos líderes son analíticos. Si el desastre se aproxima y no hay manera de salir, los buenos líderes no presionan. Durante el naufragio, Dios claramente estaba en control. Él tenía a su líder escogido donde quería, listo para tomar el mando y a pesar del caos de la situación Dios había planeado que saliera bien.
CAPÍTULO 3 “Reciba ánimo” El cuarto principio: #4 El líder habla con autoridad        
La pomposidad y la arrogancia no equivalen a autoridad. El asombroso aplomo de Pablo no tenía egoísmo ni insolencia. Cada líder que es cristiano tiene mucho más que cualquier dirigente del mundo, porque tenemos la verdad de Dios y su Espíritu es nuestro maestro.
El líder debe conocer las Escrituras. Él debe creer con una convicción inamovible que la Palabra de Dios es cierta. Y debe comunicar la verdad de la Palabra de Dios con confianza y convicción. Pablo no era áspero, No era abusivo. Tampoco arrogante ni deseaba agradecerse. Más bien tenía confianza en la promesa de Dios y sus palabras lo demostraban.
La quinta características de un líder es: #5 El líder refuerza a los demás.
El deseo de un verdadero líder es que los demás mejoren. Hacerlos más fuertes, más eficaces y más motivados. Su fuerza alimenta la fuerza de los demás. Los edifica. Los anima a creer que tienen futuro. Les da una razón y una esperanza cuando ya no la tienen.                                                         
El sexto principio: #6 El líder es optimista y entusiasta.
Uno no puede ser un líder eficaz y ser pesimista. Las personas cínicas debilitan cualquiera con quien hablan. De la misma manera, uno no puede ser un buen líder y aburrir a las personas.
El entusiasmo optimista crea energía, emoción y esperanza. Soy optimista (MacArthur) porque conozco que la verdad de Dios va a triunfar. Creo que ella será exactamente lo que Dios intenta que sea, una iglesia gloriosa. El propósito de Cristo para su iglesia no será frustrado. Dios era la fuente de la autoridad de Pablo, su sabiduría, su esperanza, su optimismo y su entusiasmo.
CAPÍTULO 4 “Tome el control”
El verdadero liderazgo se prueba en la crisis. Un líder auténtico es aquel que pueda manejar la tensión. Que pueda resolver los problemas, llevar las cargas, encontrar las soluciones y obtener las victorias cuando todos los demás parezcan estar nerviosos, perplejos o confusos. El liderazgo no es algo que se confiere por medio del título o el rango en forma automática. Es una cuestión de habilidad, no de posición. Pablo comprendió que Dios no simplemente decretó el final; sino también decreta los medios. Y en el curso normal de los eventos, Dios usa medios ordinarios para hacer su voluntad.
El séptimo principio: #7 El líder nunca transige los absolutos.
Cuando Dios habla, no se puede transigir. Una cosa es transigir en cuestiones de preferencia y otra totalmente diferente en cuestiones de principios. La persona que rehúsa ceder en cualquier circunstancia es obstinada, irrazonable y egoísta. Esa clase de inflexibilidad de voluntad es pecaminosa y ha llevado a la rutina a muchas relaciones y organizaciones. Para el líder espiritual, los absolutos son establecidos por la Palabra de Dios. Nadie puede ser un líder efectivo espiritual a menos que comprenda la verdad esencial de la Escritura y rehúse transigir su autoridad absoluta.
El octavo principio:
#8 El líder se enfoca en los operativos, no en los obstáculos.
Pablo vio más allá de la tormenta, más allá de la urgencia del momento y supo que necesitaba prepararse para la dificultad que tenían que enfrentar. El equilibrio perfecto es la soberanía divina y la responsabilidad humana. Pablo dio palabras de ánimo que ayudó a ignorar los terribles obstáculos.
El principio#9 El líder capacita mediante el ejemplo.
El triunfo de Pablo era el de un gran liderazgo. Probado en momento de crisis, dio un paso frente y demostró lo que verdaderamente hace un líder. Él era decidido. Determinado. Tenía un pensamiento claro y equilibrado. Se encargó de las cosas cuando estaban fuera de control. Y Dios honró sus esfuerzos con un éxito asombroso. Pablo no transigió los absolutos ni se distrajo del  objetivo debido a los obstáculos. Y dirigió con el ejemplo. En circunstancias en que otra clase de hombres habría sido pasiva o se habría rendido, Pablo se encargó y se convirtió en un ejemplo para todos los que son llamados a ser líderes.


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