2. Usted podría no terminar este capítulo


Podría usted morir antes de terminar este capítulo. Yo podría morir mientras usted lo está leyendo. Hoy. En cualquier momento. En un día promedio, vivimos atrapados en nosotros mismos. En un día promedio, no pensamos mucho en Dios. En el día promedio, nos olvidamos de que nuestra vida es verdaderamente vapor.
 
¿ESTRÉS JUSTIFICADO?
 
Cuando estoy consumido por mis problemas -estresado por mi vida, por mi familia y por mi trabajo- realmente comunico la creencia de que las circunstancias son más importantes que el mandamiento de Dios de alegrarme siempre.
La preocupación implica que no confiamos bastante en que Dios es lo suficientemente grande, lo suficientemente poderoso o lo suficientemente amoroso para ocuparse de lo que sucede en nuestra vida.
El estrés dice que las cosas en que estamos implicados son lo bastante importantes para merecer nuestra impaciencia, nuestra falta de gracia hacia otros, o que nos aferremos mucho al control. 
Tanto la preocupación como el estrés apestan a arrogancia. ¿Por qué somos tan rápidos para olvidar a Dios? ¿Quiénes nos creemos que somos? Con frecuencia, me encuentro aprendiendo de nuevo esta lección. Aunque veo una vislumbre de la santidad de Dios, sigo siendo lo bastante necio para olvidar que la vida se trata de Dios, y no de mí en absoluto.
El propósito de su vida es señalar hacia Él. Dios quiere ser glorificado en cualquier cosa que usted haga, porque todo es de Él.
 
GRACIAS A DIOS PORQUE SOMOS DÉBILES
 
Si la vida fuese estable, yo nunca necesitaría la ayuda de Dios. Ya que no lo es, acudo a Él regularmente. Estoy agradecido por las cosas que no conozco y sobre las que no tengo control, porque eso me hace acudir a Dios.
 
¿ESTÁ USTED PREPARADO?
 
Tristemente, muchas personas mueren mientras viven egoístamente. Sus funerales están llenos de individuos que exageran la verdad, a fin de crear una semblanza de una vida significativa. Nadie se atrevería a decir palabras desagradables en el funeral; existe la obligación silenciosa de pensar en algo amable que decir de la persona que ha muerto. Pero a veces, secretamente pensamos lo mismo: realmente no era una gran persona. Cuando nos enfrentamos al Dios santo, "agradable" no es lo que nos preocupará y, sin duda alguna, no es lo que Él estará pensando. Cualquier elogio que usted recibirá en la tierra ya no estará; lo único que quedará delante de usted es la verdad.

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