Durante años, yo "tuve" el amor de Dios en mi cabeza, marcaba la respuesta correcta en el examen sobre "cómo es Dios", pero no le comprendía plenamente con mi corazón. No creo que yo sea la única persona que haya malinterpretado el amor de Dios. A la mayoría de nosotros, hasta cierto grado, nos resulta difícil entender, creer o aceptar el absoluto e ilimitado amor de Dios por nosotros.
Para mí, tuvo mucho que ver mi relación con mi propio padre.
papá y PAPÁ
El concepto de ser querido por un padre era ajeno para mí. Afortunadamente, mi relación con Dios dio un importante giro cuando yo mismo me convertí en padre. Por medio de esta experiencia, llegué a entender que mi deseo por mis hijos es sólo un débil eco del gran amor de Dios por mí y por cada persona que Él creó. Y sólo soy un padre terrenal y pecador, y amo tanto a mis hijos que duele. Mateo 7:11
ENAMORADO DE AQUEL A QUIEN TEMO
Si pudiera escoger una palabra para describir mis sentimientos hacia Dios en aquellos primero años de ser cristiano, sería temor. Cuando amamos a Dios de manera natural corremos hacia Él: con frecuencia y con celo. Jesús no ordenó que pasáramos un regularmente con´´El cada día; por el contrario, Él nos dice: "Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, y con toda tu mente". Mateo 22:37-38 Nuestra motivación cambia de ser culpabilidad a ser amor.
Temor ya no es la palabra que utilizo para describir mis sentimientos hacia Dios. Ahora utilizo palabras como intimidad reverente.
SE BUSCA
Jeremías 1:5 Tómese un tiempo para pensar realmente en ello. Lo diré de nuevo: Dios nos conocía a usted y a mí antes de que existiéramos. Dios ha estado conmigo desde el principio; de hecho, desde mucho antes del principio. Mi existencia no fue al azar, ni tampoco fue un accidente. Dios sabía a quién estaba creando, y Él me diseñó para una obra específica.
Este es el Dios a quien servimos, el Dios que nos conocía antes de crearnos. Él Dios que promete permanecer con nosotros y rescatarnos. El Dios que nos ama y anhela que nosotros le amemos a Él.
UNA EXTRAÑA HERENCIA
El hecho de que un Dios eterno, omnisciente, todopoderoso, misericordioso y justo nos ame a usted y a mí no es nada menos que sorprendente. La parte más desconcertante es que Jesús no tiene que amarnos. Su ser es plenamente completo y perfecto aparte de la humanidad; Él no nos necesita ni a usted, ni a mí. Sin embargo, Él quiere, escoge, y hasta nos considera su Herencia (Efesios 1:8). El mayor conocimiento que podemos tener, es saber que Dios nos atesora.
¿TENGO ELECCIÓN?
Si Dios es verdaderamente el mayor bien en esta tierra, ¿nos amaría si no nos atrajera hacia lo que es mejor para nosotros (aun si eso fuese Él mismo)?
El mayor bien en esta tierra es Dios. Punto. El objetivo de Dios para nosotros es Él mismo. La Buena Noticia -la mejor noticia del mundo , de hecho- es que usted puede tener a Dios mismo. ¿Cree que Dios es lo más grande que puede usted experimentar en todo el mundo? ¿Cree que la Buena Noticia no es meramente el perdón de sus pecados, la garantía de que no irá al infierno, sino la promesa de vida en el cielo? Nuestro amor por Él siempre sale del amor de Él por nosotros.
ACERCA DE LOS AUTORES: Chan y Yankoski
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