1. Deje de orar



¿Y si le dijera: Deje de orar? ¿Y si le dijera que deje de hablar a Dios durante un rato y, en cambio, le eche una larga y atenta mirada a Él antes de pronunciar otra palabra? Somos una cultura que se apoya más en la tecnología que en la comunidad, una sociedad en la cual las palabras habladas y escritas son baratas. Nuestra cultura dice que cualquier cosa vale; casi ni se oye del temor de Dios. Somos lentos para escuchar, rápidos para hablar y rápidos para enojarnos.
Por eso somos llamados a adorarle a Él. Su arte, la obra de sus manos y su creación resuena con la verdad de que él es glorioso.. No hay notro como Él. Él es el rey de reyes, el principio y el fin, Aquel que es, y que ha de venir.
Cuando amamos a Dios porque sentimos que deberíamos amarlo, en lugar de amar genuinamente con todo nuestro ser, hemos olvidado quién es Dios realmente. Estamos programados para enfocarnos en lo que no tenemos, somos bombardeados múltiples veces a lo largo del día con lo que necesitamos comprar que nos haría sentir felices, más sexy o más en paz. Esta satisfacción se transfiere a nuestro modo de pensar sobre Dios. Olvidamos que ya tenemos todo lo que necesitamos en Él.
 
Necesitamos que nos recuerden estas cosas, pues son básicas y cruciales:
Dios es santo: Él ya tiene un nombre, una identidad. Nosotros no somos quienes decidimos quién es Dios. Decir que Dios es santo. es decir que Él está apartado y es distinto de nosotros. Y debido a que está apartado, no hay modo en que podamos nunca saber todo con respecto a quién es Él.
 
Dios es eterno: Él siempre ha sido, desde antes de que hubiera una tierra, un universo o hasta ángeles. Dios existe fuera del tiempo, y ya que nosotros estamos dentro del tiempo, no hay modo en que podamos entender totalmente este concepto. Dios es mucho más grande, y está por encima de nuestras vidas encerradas en el tiempo y dependientes del aire, alimento y el sueño.
 
Dios es omnisciente: Él nos conoce a cada uno, de manera profunda y específica; Él conoce nuestros pensamientos antes de que los pensemos, nuestros actos antes de que los realicemos. ÉL sabe quiénes somos y lo que pretendemos. No podemos escapar de Él, aunque queramos. Él no tiene por qué conocernos tan bien, pero escoge hacerlo.
 
Dios todopoderoso: Colosenses 1:16 nos dice que todo fue creado para Dios. ¿Acaso no vivimos, en cambio, como si Dios fuese creado para nosotros, para hacer lo que nosotros pedimos, para bendecirnos a nosotros, y para cuidar de nuestros seres queridos?
 
Dios es justo: Dios es el único Ser que es bueno, y los estándares son establecidos por Él. Debido a que Dios odia el pecado, tiene que castigar a quienes son culpables de pecado. Cuando estamos en desacuerdo con Él , no supongamos que el razonamiento de Él es el que necesita corrección. Dios nunca excusa el pecado, y Él siempre es coherente con esa ética. Siempre que comencemos a cuestionar si Dios odia realmente el pecado, tenemos que pensar no sólo en la cruz, donde su Hijo fue torturado, burlado y golpeado a causa de nuestro pecado.
 
DELANTE DEL TRONO
Muchas de las facetas de Dios van más lejos de nuestra comprensión. Él no puede ser contenido en este mundo,  no puede ser explicado por nuestro vocabulario, ni entendido por nuestro entendimiento.
Sin embargo, Apocalipsis 4 e Isaías 6, tenemos dos vislumbres distintas del trono celestial. Ambas descripciones tienen un propósito. La de Juan nos ayuda a imaginar cómo es el salón del trono de Dios, mientras que la de Isaías nos recuerda cuál debería ser nuestra única respuesta a un Dios así. Que el clamor de Isaías sea también él nuestro. ¡Ay de mí ... somos un pueblo de labios impuros!


ACERCA DE LOS AUTORES: Chan y Yankoski
Artículo completo: Loco amor
 
 
 
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas populares